jueves, 16 de diciembre de 2010

Bajo el bosque que nos cubre

Quito de ti todo lo respirado

Que una vez sembré en tu lecho

Guardo para mí tus tiernos jardines

El obsequio que nunca me diste

Las noticias que nombran tu cuerpo

Bañado en mi noche fecunda

Despojo de mí ansias pequeñas y sin sombras

La levadura seca que vive debajo del suelo

Viajes sin retornos direcciones sin rumbo

Pero debo dejarte

No voy contigo sin ir conmigo

Te doy mis manos de iglesia

Mis artes del corazón infante

Te dejo mis dudas y mis mañas sueltas

Mis guantes y mi olor a plátano

El humo el bosque y la niebla te doy

Para que me recuerdes cuando te hablen

Pasarás así la eternidad

El tiempo y sus copas rotas

El aire y su zumbido alterado

Serán compañeros inefables

Para que jamás me nombres

Llévate las plantas y los maceteros

Te los heredo

Como el camino de estrellas sin recorrer

Las llaves déjalas con el conserje

No cierres aún mis maletas

Deja abierta la puerta

Para que allí entre un poco de cielo

Para quién lo que llaman “luz de la vida”

La prisa que aguarda

Los deseos derramando sin censura su leche

Quién nos regalará un poco de hospitalidad

La decepción acampa

Bajo el bosque que nos cubre

Temuco, julio de 2008