Conservo de ti tus ojos
acariciando la luna en mi pecho
tus labios temblando
al penetrar el metal que crece
en mis claros de bosque
El tiempo que hace solo su trabajo
El ocaso que empaña el pensamiento
implorando un poco de sumisión
El viento cimbrando el horizonte
precisando las palabras
que susurro aún a tu oído
Entro y salgo de tu corazón
como el aire circulo
hasta en los escondrijos
No puedes huir de mí
porque un día mi alma te di
Renaciste para ti
y velé mis antiguas armas
incineré mis corazas
Me despojé
desnudo quedé
como el primer verbo
aprendimos a estremecernos
a recuperar la dicha
que el viento codició
a sembrar de nuevo la luna
en tus ojos
Temuco, 9 de marzo de 2010