Traigo para ti la mitad de un rayo
que encontramos a mitad de camino
Sentado iba en la acera dibujando
un racimo de flores vivas
que vengaban al cielo y su flaco favor
Unimos así nuestros besos
en una estela se fueron volando
dejando tu nombre inscripto en tela fina
para el destino inacabado de la lluvia
Vinimos sin detenernos siempre
postrados en ancas dejamos
nuestros caballos sin acero sin duelo
destruimos el polvo que mascamos
En el norte un poco de cicuta
fue nuestro alimento
en el extremo la cal divorciada
sujetó nuestros pies a la tierra
Antaño nos dijeron volveremos
La patria es para los que parten lejos
para los que sólo siembran paciencia
sin un peso en los bolsillos
sin codicia sin malicia sin franquicia
Para los que mueren en el mar
mirándonos apenas a la cara
para guardarnos un pedazo de verdad
la misma que quitamos al regazo
a la hora en que se duerme el hambre
y tiembla la carne bajo la noche quejumbrosa
Tendrás que vestirte de nuevo
amanecer desnudo para que otros te vean
calcar en tu alma la sal robada
sembrarla cuidadosamente y sin ruido
en la mitad del camino
medio dormido bajo la lluvia
provisto de árboles
dubitantes como lechuzas
cegado ya de luz
Temuco, 7 de septiembre de 2009
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