Debo sacudir el plomo que entró a mi cuerpo
sin darme cuenta
como la basura apostada
a los pies del tendido eléctrico
Debo deshacerme de los letreros
que cuelgan de mi cuello
como estalactitas a pesar del verano
Quitarme de encima las medallas vanas
que confunden tu mirada
y viajar liviano a través de la vida
bajar de pronto la guardia
distraerse sin artificios ni píldoras
Buscar en uno lo que nos corresponde
la madera despreocupada y vieja
de que fuimos hechos
la luz de la vela
con que la verdad nos alumbra
Debo abrir mi pecho y sacar de allí
la llaga que hurtó un día mi sonrisa
abrirlo bien profundo para encontrar
la flor todavía por florecer
el agua fresca en que te vi nacer
Abrirme entero debo
para sacarme a mí mismo y tanta mismidad
cruzar el río
y ver por fin todo desde el otro lado
Temuco, 9 de mayo de 2010
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