Deseamos lo que no podemos
Trabajar con resaca un miércoles
Vestir a nuestros niños de olvido
Mecer a la madre en el surco
Éramos barcos cansados a la deriva
Nuestros cuerpos la fertilidad
de unos sótanos
Para divertirnos sigamos con esta sonajera
Saltemos de un tonel a otro
hasta perder el empacho
La reminiscencia cubrió todas las penas
Como feto la humedad de esta tierra
traspasó la inquietud atiborrada
en las bodegas del llanto y la miseria
Será la placenta después el niño
que crece en nosotros
un racimo de esperanzas
guardadas en los viñedos del día
Dependemos de todo cuanto habita
el óvulo que nos asalta
el parentesco que nos reemplaza
el firmamento y su pezón alterado
Buenos Aires, 29 de noviembre de 2006
miércoles, 14 de noviembre de 2007
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