A mi ángel
Hasta cuándo alimentas ese odio
de tu corazón, mientras el mar te adora
Hasta cuándo tus imprecaciones y violencia
llenando las habitaciones de la dicha
que cae
Te atrapas en la niebla
Te abandonas a tus nervios
Rompes la calma del día y su tiempo único:
Tu instinto te vuelve letal
Acaso no ves, es que no me sientes?
Tu rostro enrojece, tus labios son ponzoña
Tus ojos hacen temblar a cualquiera
Ninguna auditoría te resiste
Dejaste ya de oírme?
Tu corazón parece ser presa fácil
El odio te alcanzó y te hizo de él
Sucumbiste ya a su iluminada ceguera
Arrasó completamente con el trigal
No conquistes así mi alma
Hablo por los que sólo aman
Y no conocen de disminución alguna
No alimentes ese vástago que te hiere
lastimando también mi frágil casa
No hay tesoro más bello
que vencer el encastre de la ira
que nos desdibuja
El destino con violencia destruye todo:
Una vida con odio es una vida que a sí misma
lentamente se destituye
Por el camino de la existencia
pende un acertijo
su huella es más indeleble que la nada
Mírame y verás que aún no soy sobrenatural
Háblame sin veneno ni desdén
Ámame sin reservas ni naufragios
Mi dolor de ayer es mi ventura de hoy
No lo insultes ni lo empañes:
Hagamos juntos la patria deseada!
Buenos Aires, 18 de julio de 2006
miércoles, 21 de noviembre de 2007
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